● La melancolía de los feos.

 

● La melancolía de los feos.

      


De Mario Mendoza

    La analogía o el molde tomado de Ulises y su regreso a Ítaca cobra vida en una historia que nos muestra a un héroe sin molde, sin antecedentes. La deformidad física sobrepasa el estereotipo, lo enajena y lo apropia de un significado específico: la razón como fundamento de construcción vital. Alfonso va creciendo a medida que se sumerge en sus propios errores, supera la discriminación en la medida que entiende desde su experiencia la deformidad de lo que llamamos bello. La catarsis emocional la construye desde el recuerdo y del descubrimiento. No todo en el mundo es bello y como un patito feo, deconstruye la imagen que tiene de sí mismo para encontrar una finalidad, un objetivo y una razón de ser de vivir desde su ser interior.

León, encuentra en la inmolación de Alfonso un némesis estentóreo, agónico y revelador que lo despierta de cuatro décadas de ignominia personal. Tal vez y solo tal vez en el amor sencillo y tierno encuentre una redención que intuía pero que no era capaz de ver.

El mar como metáfora de nacimiento y muerte regresa. Nos atrae, nos domina, nos infunde ese miedo a lo desconocido y nos muestra qué, esa lucha entre él y la tierra y mientras el hombre exista, esa reyerta que no dejará de existir. El agua purifica, la tierra nos da las tempestades y es allí donde el hombre siempre ha encontrado la razón de su existencia a través de la literatura.

Jazòn

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