● Una serpiente colorada
● Una serpiente colorada Hace mucho tiempo que no venía por la finca y las expectativas que traía con respecto a su estado se han quedado cortas. Lo que veo no me sorprende para nada. Un matorral espeso desde el pórtico impide que camine libremente y las espinas del rastrojo que compiten con las rejas metálicas desde la misma entrada a Santa Rosa me preocupan. Del pie del tronco de los árboles hasta una altura de un metro o tal vez más no hay noticias de su madera; todos ellos se pierden entre el moho verde del abandono. Sé que el machete está en el cuarto de la herramienta y, ¡ah dolor en las espinillas! y ¡qué picazón en las manos!, me ha costado llegar a él. La cerradura de la chapa de la puerta dificulta el ingreso de la llave, y el hacerla girar se convierte en una tarea para alguien con más paciencia que la mía; por poco y divido la llave en dos. ...