Gotas saladas sobre una piel infinita
● Gotas saladas sobre una piel infinita Pienso en la palabra desnudez y lo primero que se me ocurre, son en esas pequeñas gotas saladas sobre la espalda de tu piel; rememoran mis manos con su nerviosismo esos diminutos cristales que descansaban en la curvatura de tus caderas, una ilusión sin explicación. Mientras reposabas del agité de tus pulmones, sobre la almohada; tu cabello revuelto sobre el rostro escondía una sonrisa leve que quise guardar para siempre. Liso y resbaloso como la pulpa de un mango sin su cáscara, tu cuello se proyectaba como la promesa de un paraíso eterno en esa tarde lluviosa y taciturna; un sabor a mango biche me llevó en un nuevo viaje que termino en tu boca y ahí mismo descubrí que el sabor de la vida estaba en la mar, en el río o quizás también en la tierra humedad que todo lo da sin mirar a quien. El sabor a placer estaba en tus labios, el aroma a lujuria en tu lengua, la sabiduría en tus ojos, la esperanza en tus manos y en el lóbulo de ...